"Los mitos son las almas de nuestras acciones y nuestros amores. No podemos amar más de lo que creemos". Paul Valéry

miércoles, 23 de enero de 2013

LAS CATARATAS DEL IGUAZÚ.


Cuenta la leyenda guaraní que hace muchos años, vivía en el río Iguazú una gran serpiente llamada Boi. Una vez al año, los indígenas guaraníes debían ofrecer a la serpiente una bella doncella, arrojándola al río.
A este ritual acudían todas las tribus de la zona y cierto año, el jefe de una de esas tribus fue Tarobá. Éste, al conocer a la muchacha a la que se debía sacrificar, se enamoró. Tarobá intentó convencer a los ancianos de la tribu para que no sacrificaran a Naipí, como se llamaba la joven, pero no consiguió su cometido; Naipí sería sacrificada.
Pero Tarobá no se rindió, y la noche antes del sacrificio, raptó a Naipí. Juntos se subieron a una canoa y navegaron por el río Iguazú. Enterada de lo sucedido, la serpiente, colérica, partió con su cuerpo el río en dos, dando lugar a las cataratas. Tarobá y Naipí quedaron atrapados. Boi convirtió a Tarobá en un árbol, justo encima de las cataratas y la caída de éstas estaba formada por la cabellera de Naipí.

Hecho esto, la diosa Boi, volvió a sumergirse en la Garganta del Diablo, como es conocida la parte baja de las cataratas, y desde ahí vigila que los amantes no vuelvan a unirse jamás.
Pero cuentan los indígenas, que los días que hay arcoíris, Tarobá y Naipí unen de nuevo su amor...

martes, 22 de enero de 2013

EL LAMENTO DEL GUAJOJÓ.


Se dice que por las noches, en lo más profundo de la selva boliviana, se oye un sonido estremecedor, parecido a un llanto o un lamento. Este sonido es producido por un ave nocturna y solitaria, denominada guajojó.

La leyenda que gira en torno al guajojó comienza en un antiguo pueblo indígena boliviano, en el que vivía una joven, hija de un cacique y hechicero. Ésta se había enamorado perdidamente de un joven guerrero de su tribu y al poco, comenzaron una relación furtiva, ya que el cacique y no vería con buenos ojos esta unión.
Pero el cacique no tardó en enterarse, y furioso, decidió acabar con esta relación; pese a las súplicas de su hija, mandó a la guerra a sus hombres, entre los que se encontraba el joven amante, pensando que lo enviaba a una muerte segura. Así su hija tendría que olvidarse de él y podría casarla con alguien que estuviera a su altura.
Pero tras la guerra, los guerreros regresaron, y la sorpresa del cacique fue mayúscula cuando, entre ellos, regresaba el joven. Harto, el cacique decidió acabar con el problema con sus propias manos. Invitó a tres soldados a cazar con él y se separaron en parejas. Obviamente, la pareja del cacique era el amante de su hija. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, el joven fue apuñalado.
Esta escena fue presenciada por la joven, que no fiándose de las intenciones de su padre, los había seguido. Asustada, regresó velozmente a la tribu. Cuando llegó su padre, la encuentró llorando desconsoladamente y ésta le amenazó con contarle a todo el mundo lo que el cacique había hecho. El padre, atemorizado por las consecuencias, decidió convertir a su hija en un pájaro guajojó.
Por eso se dice que aquel lamento que se escucha por la noches en la selva, es la joven, que sigue lamentándose por la muerte de su amado.

lunes, 21 de enero de 2013

LA LEYENDA DEL DRAGÓN DE WAWEL


Hace muchos siglos, en la colina de Wawel (Cracovia), vivía un dragón tan fiero, que tenía aterrorizadas a todas las poblaciones cercanas.

Los caballeros más valientes habían intentado vencerlo por todos los medios, pero todos encontraron un trágico final; antes de que pudieran siquiera desenvainar sus espadas, el dragón los abrasaba con sus bocanadas de fuego.



Ante estas circunstancias, el rey proclamó un bando en el que anunciaba que aquel que fuera capaz de vencer al dragón se desposaría con su hija, la princesa, y heredaría el trono.

Fueron muchos los caballeros que intentaron matar a la fiera, pero ninguno logró su cometido. El rey empezó a pensar que jamás podrían acabar con aquel dragón y su hija creyó que no se casaría nunca.

Un día, un zapatero llamado Krak, decidió probar suerte e ideó una estratagema; elaboró un suculento plato a base de sulfuro y lo dejó en la entrada de la cueva en la que vivía el dragón. Éste, que nada sospechaba, se lo comió. En ese momento la garganta le ardía tanto que corrió hasta el río Vístula para apagar su dolor. En cuanto el agua llegó a su cuerpo, el dragón estalló y el pueblo quedó liberado.

El zapatero se casó con la hija del rey y a la muerte del rey, heredó el trono. El pueblo adoptó el nombre de su salvador y la vieja capital de Polonia es conocida como Cracovia (Kraków), en honor también a este zapatero.

La colina de Wawel en la actualidad.

domingo, 20 de enero de 2013

EL ORIGEN DE LOS TSUNAMIS (MITOLOGÍA JAPONESA)


Cuenta la leyenda Ainu que Amemasu es el pez ballena causante de los terremotos y tsunamis que arrasan la isla de Japón.

Amemasu habitaba en el lago Mashu y era capaz de contener las aguas del Pacífico. Un día,  un cervatillo estaba bebiendo agua del lago, cuando Amemasu se abalanzó sobre él y lo engulló sin digerir. El ciervo, dentro del estómago del pez, comenzó a llorar unas lágrimas tan puras, que perforaron el estómago de Amemasu, matándolo y dejando al cervatillo en libertad.



Un pájaro, que vio toda esta historia voló hasta las aldeas cercanas advirtiendoles que se refugiaran, ya que se avecinaba una catástrofe. La aldea de los Ainu hizo caso a las advertencias del pájaro y subieron a los montes más altos que encontraron, pero las demás aldeas quisieron ir a investigar al lago Mashu. Una vez allí, los aldeanos decidieron comerse el cuerpo de Amemasu sin guardar ningún respeto por aquel animal.

Cuando el cuerpo de Amemasu desapareció, las aguas del Pacífico quedaron libres y arrasaron todas las aldeas cercanas, matando a todos aquellos que no respetaron a Amemasu.

Los Ainus, fueron los únicos sobrevivientes, perduraron durante millones de años y cuentan que cada vez que un tsunami afecta a la isla se debe a la ira de Amemasu, dios de las aguas japonesas, en venganza de todos los atroces crímenes que se cometen contra los animales marítimos. Sin embargo, a pesar de los numerosos tsunamis que han asolado Japón, la aldea de los Ainu, nunca ha sufrido las terribles consecuencias de uno de éstos.

Lago Mashu

sábado, 19 de enero de 2013

LA CALZADA DE LOS GIGANTES (GIANT’S CAUSEWAY)


Cuenta la leyenda celta que una vez existieron dos gigantes; Finn MacCool, que habitaba en tierras irlandesas y Benandonner, un gigante escocés. Tal era la rivalidad entre ellos aunque nunca se hubieran visto, que un día Finn decidió construir una calzada hecha a su medida para, por fin, enfrentarse con su enemigo y demostrar quién era el más fuerte. Así fue colocando prismas hexagonales sobre el mar uniendo las costas irlandesas y escocesas. Cuando el camino estuvo listo, el gigante MacCool cruzó el mar, pero en cuanto vio la enorme figura de Bernadonner, asustado, regresó a Irlanda antes de ser visto.


Fue entonces el turno del gigante escocés, que aprovechó la calzada para ir a pelear contra MacCool. Éste, sin saber que hacer, pidió ayuda a su mujer, Oonagh, que urdió una estratagema para evitar la contienda; disfrazó a su marido de bebé y lo metió en una cuna. A la llegada de Bernadonner, Oonagh le invitó amablemente a pasar y le ofreció una taza de té, advirtiéndole que no despertara al bebé. Cuando Bernadonner vio las inmensas proporciones del bebé, decidió escapar, pues creyó que el padre sería mucho mayor y más fuerte, por lo que no tendría nada que hacer si se enfrentaba al gigante irlandés. De regreso a Escocia, Bernadonner destruyó la calzada, de la que solo se conservan el principio y el final, para que MacCool no pudiera seguirle.


La Calzada de los Gigantes se encuentra ubicada en el condado de Antrim, en Irlanda del Norte.

martes, 15 de enero de 2013

LOS CHORROS DE EPINA Y LA LEYENDA DE GARA Y JONAY.

Cuenta la leyenda guanche que el agua que mana de la fuente de siete caños situada en la isla de La Gomera, es milagrosa. Una de las leyenda conocidas sobre los Chorros de Epina, como es conocida esta fuente, dice que el agua es capaz de descifrar el destino amoroso de aquellos que se miren en ella; si el reflejo que devuelve el agua es nítido, significa que esa persona tendrá suerte en el amor, pero si, por el contrario, el reflejo es turbio, esa persona estará condenada al sufrimiento y al desamor.

Y es aquí donde la leyenda de los Chorros de Epina se mezcla con otra leyenda guanche; la historia de amor entre dos jóvenes, Gara y Jonay. Todos los años, el día del “Beñesmén” (fiesta guanche en la que celebraban la llegada del nuevo año y en la que honraban a sus dioses, que coincidía con la fecha de la recogida de la cosecha), las jóvenes en edad casadera se acercaban a esta fuente para ver que les deparaba el futuro en el tema amoroso. Cierto año, una de esas jóvenes era Gara, la princesa de Agulo. Al llegar a la fuente, Gara se miró en el agua para conocer su avenir y pese a que en un primer momento el agua se mostró nítida, rápidamente ésta empezó a enturbiarse y a agitarse y de pronto, en medio de todo, apareció un sol abrasador. Gerián, el encargado de interpretar los símbolos mágicos, advirtió: “Lo que ha de suceder ocurrirá. Huye del fuego, Gara, o el fuego habrá de consumirte”.

Por esa época llegaron a La Gomera desde Tenerife los Menceyes (reyes de los guanches), acompañados de sus familiares y de otros nobles. Entre ellos, viajaba el Mencey de Adeje junto con su hijo Jonay. Desde el primer momento, Gara se quedó prendida de este apuesto joven y él no tardó en corresponderla. A los pocos días se anunció su compromiso, y en ese mismo momento, el Teide, conocido como Echeyde (infierno), empezó a escupir lava y fuego de una forma tan aterradora, que era posible verlo desde la isla de La Gomera. Es aquí donde el presagio anunciado por el sabio Gerián toma forma:

                Gara, princesa de Agulo, lugar del agua.

                Jonay, procedente de la Isla del Infierno, fuego.

Este amor era por tanto, imposible. Las familias de ambos decidieron romper esta unión que solo podría traer desgracias a las gentes del lugar. Cuando el vínculo entre Gara y Jonay estuvo roto, el volcán tinerfeño recuperó la calma. Jonay volvió a Tenerife aunque no se resignó a perder a Gara e inflando dos vejigas de animal se echó a la mar en plena noche. Cuando las fuerzas le flaqueaban, las vejigas le ayudaban a mantenerse a flote y así, a la salida del alba arribó a las costas de La Gomera y fue en busca de su amada. Juntos decidieron escapar por los bosques de laurisilva. Pero el padre de Gara se enteró de la huida de su hija y fue en su busca acompañado por un numeroso grupo de hombres. No tardaron en encontrarlos, y éstos en su afán de huir subieron al monte más alto de La Gomera donde se dieron cuenta de que no tenían escapatoria. En ese momento decidieron que preferían morir juntos que vivir separados por lo que cogieron una vara de cedro y la afilaron por los dos extremos. Cuando estuvo lista, apretaron sus pechos contra la punta y se fundieron en un abrazo eterno, mientras la vara se clavaba en sus corazones. De esta forma consiguieron estar juntos para siempre.

Actualmente, en la isla de La Gomera se sitúa el Parque Nacional de Garajonay, nombre que proviene de esta vieja leyenda guanche.

Otras leyendas:
-“Si bebes de los siete caños te casa en un año”.

-Para encontrar el amor, las mujeres deben beber de los caños pares empezando por la izquierda y los hombres, de los impares y sólo las brujas beben del caño de los hombres.

-Los dos primeros caños corresponden a la salud, los dos siguientes al amor, otros dos a la fortuna y el séptimo queda reservado para las brujas.

Las familias adineradas de Vallehermoso enviaban a sus criadas a Epina con el fin de coger agua de esta fuente, y para cerciorarse de que realmente se trataba del agua de los Chorros de Epina, debía aportar, además, una hoja de aderno, un árbol que sólo crecía cerca de esta fuente mágica.