"Los mitos son las almas de nuestras acciones y nuestros amores. No podemos amar más de lo que creemos". Paul Valéry

viernes, 28 de junio de 2013

LA LEYENDA DE IASÁ

En la tribu de los Cashinahuas vivía una joven tan hermosa que todos los que la contemplaban se quedaban prendados de ella. Sin embargo, la joven, Iasá, amaba Tupá, el hijo del dios supremo Tupán.

Entre los hombres enamorados de Iasá se encontraba Anhangá, el demonio, quien celoso de Tupá, decidió arrebatarle a la joven y casarse con ella. Para llevar a cabo su propósito, Anhangá fue a visitar a la madre de Iasá y le dijo:

"Si tú impides la boda de Iasá y Tupá y consigues que ella se case conmigo, yo te daré caza y pesca abundante para toda tu vida."

La ambición le hizo plantearse que si aceptaba el trato no tendría que preocuparse nunca más por conseguir alimento, por lo que aceptó, prohibiendo a Iasá volver a ver a Tupá y fijando la fecha para la boda con Anhangá.

Cuando Iasá se enteró, no pudo ocultar su decepción; no solo iba a perder a su amor, sino que además, casándose con Anhangá debería vivir en el infierno en vez de en el cielo. En medio de la tristeza, Iasá pidió un último deseo; ver una vez más a Tupá. El demonio aceptó, pero puso una condición:

"Te harás una herida en un brazo para que las gotas de tu sangre marquen el camino que te lleva al cielo. Así podré seguirte."

El mismo día de la boda, poco antes de la ceremonia, Iasá partió a visitar a Tupá por última vez. Se había hecho una herida, como habían acordado, y sus gotas de sangre iban formando un arco rojo en el cielo. Tupá ordenó al Sol, al Cielo y al Mar que acompañaran a Iasá en su camino y que para confundir a Anhangá dibujaran tres arcos más al lado del arco rojo. Así, el Sol, Guarací trazó un arco amarillo, el Cielo, Iuaca dibujó un arco azul claro y el Mar, Pará formó un arco azul oscuro.

Pero Iasá no consiguió llegar al cielo, ni ver a Tupá, debilitada por la pérdida de sangre, por lo que comenzó a caer lentamente hacia la tierra. Su sangre se mezcló con la franja amarilla de Guarací, formándose un arco anaranjado, y más tarde con el arco azul de Iuaca, dando lugar a una franja de color violeta.

Al caer sobre la tierra, Iasá murió en una playa, bañada por el agua del mar y por los rayos del sol, y así de la mezcla del azul de Pará y el amarillo de Guarací, surgió un arco verde, convirtiéndose en el séptimo arco y siguiendo la trayectoria de los otros seis...


martes, 25 de junio de 2013

EL ORIGEN DEL CALENDARIO (MITOLOGÍA EGIPCIA)

Según el sistema heliopolitano, antes de que el mundo existiera como tal, solo había un inmenso caos, el Nun, el cual encerraba un potencial de vida, el dios Atum. Este dio origen a la primera pareja divina; Su (el aire) y Tefnut (la humedad), que a su vez engendraron a Nut (la bóveda celeste) representada como una mujer desnuda y cubierta de estrellas, y a Geb (la Tierra) representado como un hombre verde que posee una oca en la cabeza.

Geb y Nut se casaron sin el consentimiento de Ra, el dios Sol, y cuenta la leyenda que la Tierra y el Cielo estaban tan juntos que era imposible que la vida floreciera. El matrimonio de estos dos dioses enfureció a Ra y ordenó a Su, el padre de ambos, que los separara. Así fue como el Aire se interpuso entre el Cielo y la Tierra, creando la atmósfera.

Sin embargo Nut estaba embarazada y al conocer la noticia, Ra prohibió a Nut dar a luz durante los 360 días que conformaban el calendario egipcio.

El dios Thot, enterado del castigo impuesto, decidió ayudar a Nut. Convenció a la Luna para que jugara a un juego con él, y el premio para el ganador sería la luz de la Luna. Gracias a la sabiduría de Thot, este consiguió la luz suficiente para crear cinco días más, los llamados días epagómenos, que no pertenecían a ningún mes.

De este modo, Nut pudo saltarse la prohibición de Ra y en esos cinco días dio a luz a sus hijos Osiris, Isis, Seth y Neftis.


Otra leyenda cuenta que siendo Ra faraón de Egipto, el dios Thot predijo que uno de los hijos de Nut destronaría a Ra. Enfurecido, el faraón prohibió a Nut dar a luz durante los 360 días del año. Fue entonces cuando Thot fue a ver al dios Jonsu (la Luna) para desafiarle a una partida de senet, consiguiendo así la luz necesaria para formar cinco días más.



El primer día, Nut dio a luz a Osiris, quien sería faraón de Egipto; el segundo día a Harmachis, inmortalizado en la Esfinge; el tercero, a Seth, el cual se convertiría en faraón tras matar a Osiris; el cuarto día nació Isis, la esposa de Osiris y el quinto, Neftis, esposa de Seth.

En cuanto a Jonsu, perdió tanta luz, que ya nunca más pudo brillar como antaño. Solo es capaz de recuperar todo su brillo unos cuantos días, y el resto del tiempo lo pasa recuperandose.

lunes, 24 de junio de 2013

LA LEYENDA DEL GANGES

En el hinduismo, el río Ganges está personificado bajo la forma de la diosa Ganga, también llamada Maa Ganga (Madre Ganges) o Ganga Deví (diosa Ganges). Es por esta razón por la cual el río Ganges posee un carácter divino en la religión hindú y se cree que cada inmersión en este río sirve para expiar un pecado y adorar a Ganga, además de evitar el ciclo de reencarnaciones del difunto cuyas cenizas sean arrojadas al Ganges.

Este río se ha convertido en el final de la gran peregrinación del hinduismo. El Maha Kumbha Mela es una celebración de carácter espiritual celebrada cada doce años a orillas del Ganges, siendo cuatro los principales puntos de reunión: Prayag, Haridvar, Ujjain y Nasik. La peregrinación se realiza cuatro veces cada doce años, una vez en cada una de las localidades. 

El origen de esta tradición proviene de dos mitos hindúes; por un lado, el mito de la creación del Ganges y de su carácter sagrado (del que hablaremos más adelante), y por otro lado, el mito mediante el cual se explica porque la peregrinación debe pasar por estas cuatro localidades indias.

Este último mito tiene lugar en el periodo védico, cuando los semidioses y los demonios hicieron un pacto temporal con el fin de obtener Amrita (el néctar de la inmortalidad) del océano de leche y compartirlo a partes iguales. Sin embargo, cuando el bote de Amrita apareció, los demonios rompieron el acuerdo, y escaparon. Estos fueron perseguidos por los semidioses y durante doce días y doce noches (el equivalente a doce años humanos), semidioses y demonios combatieron en el cielo por conseguir el Amrita. Se dice que durante la batalla el bote se rompió y cayeron a la tierra cuatro gotas del néctar; una en cada uno de estos lugares: Prayag, Haridvar, Ujjain y Nasik.

Veamos ahora el mito de la creación del Ganges. El dios Brahmá creó el río Ganges, que en origen solo recorría el Cielo, a partir del sudor recogido del pie del dios Visnhú. Años más tarde, el rey Sagar tuvo 60.000 hijos y un día mientras este celebraba una fiesta, el dios Indra, celoso, robó un caballo a Sagar. El rey, enfurecido, mandó a todos sus hijos en busca del caballo. Lo encontraron en el inframundo, al lado de un sabio que realizaba su penitencia. Los hijos de Sagar, creyendo que el anciano era el autor del robo, le insultaron y golpearon. El sabio se limitó a mirarlos, haciéndolos arder a todos.

Las almas de los 60.000 hijos de Sagar quedaron, entonces, vagando por la Tierra. Fue una de los descendientes de Sagar, el rey Bhagiratha, quien rogó al dios Brahmá que permitiera a la diosa Ganga descender del Cielo para tocar con sus aguas purificadoras las cenizas de los difuntos hijos de Sagar, para que estos pudieran ascender al Cielo. Brahmá aceptó y ordenó a la diosa que descendiera a la Tierra. Pero esta advirtió del peligro que suponía que tal masa de agua cayera sobre la Tierra, pudiendo destruirla. Ante esta posibilidad, el rey Bhagiritha le pidió al dios Shivá que amortiguara la caída.

Así Ganga cayó sobre la gran cabellera de Shivá dividiéndose en siete torrentes, pero creó un caos en la zona de los Himalayas, donde se encontraba meditando el rey Yajnú, quien encolerizado, se tragó las aguas del río. Los dioses y Bhagiratha oraron al sabio para que soltara a la diosa y así lo hizo Yajnú. De esta forma, Ganga pudo salvar a las almas de los hijos de Sagar.

miércoles, 12 de junio de 2013

LOS CUENTOS DE LA ARAÑA

Según la leyenda ashanti (tribu ghanesa), la araña Anansi se presentó delante de Nyankonpon, dios del cielo, para comprarle las historias que lo habían hecho famoso. El dios la miró indiferente y dijo: 

"¿Qué te hace pensar que te vaya a dar mis historias? Son muchos los poderosos y pueblos ricos los que lo han intentado y ninguno lo ha conseguido."

Pero Anansi no se dejó desanimar y le preguntó que cuál era el precio de las historias, pues estaba dispuesto a asumirlo, a lo que Nyankonpon contestó:

"Si quieres mis historias deberás traerme a Onini, la pitón; a Osebo, el leopardo; a Mmoboro, el avispón y a Mmoatia el espíritu."

Anansi volvió a su casa convencido de que podría cumplir el encargo y hacerse así con las preciadas historias. La araña pidió ayuda a su madre Nsia y a su esposa Aso y juntos idearon el plan que iban a seguir.     

Así, Anansi y Aso fueron a la orilla del río con una rama de un cocotero y comenzaron a discutir sobre si aquella rama sería más larga que Onini. La pitón, que lo estaba escuchando, no pudo resistirse y decidió medirse con la rama pues estaba convencida de que ella sería más grande. Al subirse a la rama, Anansi la amarró a ella con unas enredaderas.

Para atrapar a Mmoboro, Anansi vació una calabaza y la llenó de agua. Después fue en busca del enjambre y una vez allí simuló que llovía y ofreció al avispón guarecerse dentro de la calabaza. Cuando Mmoboro estuvo dentro, la araña cerró la tapa de la calabaza.

Tocaba apresar a Osebo, y para ello Aso le recomendó cavar un hoyo en el suelo y esperar a que el leopardo cayera dentro. Situó el hoyo entre el arroyo y la guarida de Osebo y luego lo cubrió con hojas. A la mañana siguiente el leopardo se encontraba atrapado e indefenso.

Quedaba atrapar a Mmoatia. Aso y Anansi tallaron una muñeca y la recubrieron con la goma de un árbol. Cuando estuvo terminada, la dejaron debajo de un árbol donde solían ir los espíritus a jugar junto con un plato de pure de ñame. Cuando el espíritu llegó, preguntó a la muñeca si podía comer un poco de ñame, pero esta no contestó. Airada, Mmoatia le propinó una bofetada en la mejilla, quedándosele la mano pegada. Lo intentó con la otra mano, pero el resultado fue el mismo. El espíritu se había quedado pegado a la muñeca.

Entones Anansi acudió de nuevo junto al dios del cielo acompañado de Onini, Mmoboro, Osebo, Mmoatiar y de su madre. El dios, sorprendido llamó a todos los dioses y exclamó:

"¡Mirad! Grandes reyes han venido en busca de mis historias pero ninguno ha sido capaz de pagar su precio. Sin embargo Anansi lo ha logrado e incluso a incluido a su madre. Así que desde hoy y para siempre entrego mis historias a Anansi y a partir de ahora se conocerán como los Cuentos de la Araña."

domingo, 9 de junio de 2013

LA LEYENDA DE LA MATRIOSKA

Existió en Rusia un carpintero llamado Serguei, quien poseía un gran talento tallando todo tipo de objetos, pues era algo que le venía de familia. Cada semana, Serguei desafiaba al frío dominante en la región del Cáucaso, para ir en busca de madera con la que trabajar. Sin embargo, una mañana, la nieve había cubierto por completo el paisaje, pese a lo cual el carpintero no se desanimó y esperando que la fortuna estuviera de su lado, salió a recoger madera. Por desgracia, toda la madera que encontraba estaba húmeda y no serviría más que para azuzar la estufa.

Apesadumbrado, Serguei emprendía el camino de regreso a casa, cuando divisó un bulto que sobresalía de un árbol. Al acercarse comprobó que se trataba de un espléndido trozo de madera, adecuado para su talla. Lo recogió y regresó a su casa agradecido por la suerte que había tenido.

Serguei se pasó días decidiendo que tallar, pues sin duda debía ser algo muy especial. Al fin, una mañana, el carpintero decidió que tallaría una muñeca, así que dispuso el tronco sobre su mesa de trabajo y comenzó su obra con esfuerzo y dedicación. Tardó una semana en acabarla y al admirarla se dio cuenta de que era su mejor obra. Decidió entonces que no la vendería, sino que la conservaría y así le haría compañía en su soledad.

"Te llamaré Matrioska" dijo el carpintero.

Todas las mañanas Serguei se dirigía a Matrioska para desearle unos buenos días, hasta que un día, y para sorpresa del carpintero, la muñeca le respondió:

"Buenos días Serguei"

Pasaron los días, y Serguei se dio cuenta de que Matrioska cada vez estaba más triste. Al preguntarle por el motivo de su tristeza, la muñeca le confesó que le haría muy feliz tener un hijo.

"Tendré que abrirte y sacar madera de ti, lo cual será muy doloroso" contestó Serguei.

"En la vida, las cosas importantes requieren de pequeños sacrificios" replicó Matrioska.

Así fue como se cumplió el deseo de la muñeca. Con la madera de su interior, el carpintero realizó otra muñeca más pequeña a la que llamó Trioska. Sin embargo, el instinto maternal se apoderó también de Trioska, y Serguei, cediendo a sus deseos, talló otra réplica más pequeña aún, llamándola Oska. Y otra vez, el carpintero se vio en la misma situación; Oska quería descendencia. Pero ya casi no quedaba madera, por lo que Serguei talló un muñeco diminuto, al que bautizó con el nombre de Ka, y le pintó unos bigotes.

"Eres un hombre, no puedes tener hijos" le dijo Serguei para poner fin al problema.

Entonces el carpintero metió a Ka dentro de Oska y a ésta en el interior de Trioska y a Trioska dentro de Matrioska.

Esta es la historia de Serguei y Matrioska, quien un día desapareció con toda su familia dejando al carpintero desolado.