"Los mitos son las almas de nuestras acciones y nuestros amores. No podemos amar más de lo que creemos". Paul Valéry

jueves, 22 de mayo de 2014

EL MITO DE TAN'GUN

En la antigüedad, el señor del cielo tuvo un hijo con una concubina. El pequeño se llamó Hwanung y su deseo era descender del cielo para gobernar el mundo de los hombres. Su padre bajó a las tres montañas más grandes del mundo para observar a la humanidad y se dio cuenta de que el mundo podría beneficiarse del gobierno de su hijo.

De esta forma, el señor del cielo regaló a Hwanung tres regalías del cielo y le ordenó el gobierno de la humanidad. Para ello, Hwanung contó con la ayuda de 3.000 espíritus, que descendieron junto a él a la cima del Gran Monte Blanco, dónde se encontraba el árbol sagrado del sándalo. Este lugar fue denominado Ciudad Sagrada y conocido como el rey celestial.

Hwanung junto con el conde del viento, el señor de la lluvia y el señor de las nubes, educó a la gente en la agricultura, la conservación de la vida, los castigos y la diferencia entre lo correcto y lo erróneo, todo ello en unos 360 tipos de trabajos.

En esa época había un oso y un tigre viviendo en una cueva, que rogaban constantemente a Hwanung que los transformara en personas. Éste les dio un poco de artemisa sagrada y veinte dientes de ajo, además de aconsejarles que comieran estas plantas y que evitaran la luz diurna durante cien días. El oso y el tigre comieron las plantas y ayunaron tres veces durante siete días. Tras esto, el oso adquirió el cuerpo de una mujer, pero el tigre, al haber sido incapaz de ayunar, no consiguió su propósito.

La mujer oso se sentía triste pues no tenía a nadie con quien casarse y por ello iba cada día al árbol sagrado del sándalo para pedir un hijo. Hwanung, apenado, cambió de forma y se casó con ella. La mujer oso se quedó embarazada y tuvo un hijo llamado príncipe Tan'gun, señor del árbol del sándalo. Tan'gun convirtió Pyongyang en su capital y al país lo bautizó con el nombre de Choson.


viernes, 18 de abril de 2014

LA LEYENDA DE LA PRINCESA LORO JONGGRANG

La isla de Java estaba compuesta por dos reinos hindúes: Pengging, un reino próspero gobernado por Prabu Damar y su hijo Raden Bandung Bondowoso, y Kraton Boko, un reino en cuya cabeza se encontraba el cruel gigante Prabu Boko, aconsejado por su ministro Patih Gupolo, que también era un gigante. Pese a su condición de gigante, Prabu Boko tenía una bellísima hija llamada Loro Jonggrang.

Prabu Boko solo tenía una ambición; hacerse con el control de la isla de Java, para lo cual debía derrotar al reino de Pengging. Para conseguir su propósito, el rey decidió organizar un ejército civil al cual adiestró y aprovisionó para la batalla. Cuando todo estuvo listo, Prabu Boko y su ejército partieron hacia el reino de Pengging, donde comenzó una cruenta guerra.

El buen Prabu Damar, viendo el sufrimiento de su pueblo, decidió enviar a su hijo (que contaba con poderes especiales) para que presentara batalla a Prabu Boko. La lucha fue encarnizada y finalmente Raden Bandung Bondowoso se alzó con la victoria.

Al ver lo sucedido, Patih Gupolo huyó del campo de batalla y una vez de vuelta en Kraton Boko, informó a la princesa Loro de la muerte de su padre a manos de Raden Bandung Bondowoso, quien había hecho avanzar a su ejército hasta Kraton Boko.

Cuando Raden vio a la princesa, cayó profundamente enamorado de ella y le propuso matrimonio. Ella, que no quería casarse con el asesino de su padre, dijo que aceptaría la propuesta si él era capaz de superar dos pruebas que se antojaban imposibles. La primera consistía en crear un Jalatunda, un pozo gigante formado por erupciones masivas; la segunda prueba tenía como finalidad que Raden construyera 1.000 palacios en una noche.
Raden Bandung Bondowoso aceptó el desafío y comenzó a construir el Jalatunda. Una vez terminado, se lo mostró a la princesa quien le pidió que entrara en él. Con la ayuda del gigante Patih, sepultó a Raden en el pozo y le dieron por muerto. Sin embargo Raden consiguió salir con vida y perdonó a la princesa, pues estaba enamorado de ella.

Rápidamente, Raden empezó a construir los 1.000 templos que le habían encomendado, ayudado por unas criaturitas que él mismo había invocado. La princesa Loro, al ver la rapidez con la que avanzaban las obras, llamó a sus doncellas y juntas comenzaron a pesar el arroz, actividad que se solía realizar al alba. Esta actividad hizo cantar a los gallos que ahuyentaron a las criaturas nocturnas. De esta forma, Raden Bandung Bondowoso solo consiguió construir 999 palacios, perdiendo por tanto la mano de la princesa.

Consciente del engaño de ésta, Raden la maldijo y la convirtió en la estatua de piedra de la diosa Durga, que actualmente se encuentra en el templo norte de Prambanan.